La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), calculó que actualmente hay un déficit de 2.2 millones de empleos para cubrir la demanda de jóvenes que se han incorporado al mercado laboral en este periodo de recuperación.
Por esa razón, para la Confederación que preside José Medina Mora Icaza, es claro que se requiere un esfuerzo conjunto entre gobierno y empresas para que haya más inversión nacional, y se manden las señales correctas al mundo para atraer inversión extranjera.
En comunicado celebró que la Secretaría de Economía haya presentado una actualización al Plan de Reactivación Económica que incorpora propuestas hechas por el sector privado que podrán mejorar las perspectivas de crecimiento para el país.
Principalmente destacó el fortalecimiento de las cadenas de suministro en sectores estratégicos que nos permitirá aprovechar el dinamismo de la economía de Estados Unidos; el trabajo en conjunto con los organismos empresariales para crear estímulos y condiciones para la atracción de inversión nacional y extranjera de calidad.
También el impulso a la diversificación comercial para lograr que las exportaciones mexicanas lleguen a nuevos mercados y que ampliemos la gama de productos que exportamos; la simplificación regulatoria y la implementación de un expediente electrónico empresarial para acelerar los trámites y procesos burocráticos.
Y sobre todo, celebró que el plan de reactivación tenga un enfoque especial en la MiPyMEs del país con programas especiales de capacitación para el impulso de su productividad y la participación de Nacional Financiera para detonar oportunidades de financiamiento.
“Si queremos revertir la situación de estancamiento, el déficit en el número de empleos, la creciente inflación y la falta de inversión tan necesaria, debemos identificar coincidencias, incrementar el diálogo y actuar con generosidad en el sector público y en el sector privado”
La Coparmex apunta que en 2022 busca que sea el año en el que se logre vencer a la adversidad con acuerdos y trabajando para que las decisiones económicas “se alejen de toda ideología y adopten un rostro humano”.