López Obrador está jugando con fuego, y el que juega con fuego termina quemándose. El problema es que en esta ocasión puede ser que las flamas se esparzan por toda la economía. Me refiero a la controversia internacional en materia energética generada por López Obrador. Si AMLO no desiste, los paneles resolverán en contra de México, en cantidades que se calculan entre los 10 y los 30 mil millones de dólares, que, trasladadas a aranceles en el sector agroindustrial de exportación, podrían poner en peligro cerca de 5 millones de empleos. El cuento no termina aquí, ya que podría desembocar en que Estados Unidos amenace con salirse del T-MEC o que López Obrador decida salirse del mismo. Podría suceder, por último, que el Tratado se volviese inservible por la pérdida de confianza internacional hacia México, lo que haría que se volviera inútil en la práctica. ¿Qué costos generaría una cancelación o una devaluación del T-MEC?

Las salidas de acuerdos comerciales no son muy frecuentes. En América Latina sólo contamos con el ejemplo de la salida de Venezuela de varios tratados comerciales promovidos por Hugo Chávez, con resultados que hablan por sí mismos. El otro ejemplo, que obedece a razones, sistemas económicos y países muy distintos, es el Brexit. ¿Qué efectos ha tenido la salida del Reino Unido de la Unión Europea?, ¿podemos anticipar algún efecto paralelo para México?

Inglaterra tiene una economía sumamente abierta: 55% de su Producto Interno Bruto (PIB) proviene del comercio exterior, México registró en 2021 80% respecto de su PIB. Gran Bretaña tiene un déficit crónico de alrededor de 8% de su balanza comercial, que compensa con creces en las inversiones de cartera que recibe del exterior: el Brexit lo ha bajado a 7%, aun cuando Londres es la capital financiera del mundo. El acuerdo de salida de la Comunidad Económica Europea permitió a la isla británica mantener los mismos aranceles que tenía cuando era miembro de la Comunidad.

Además, los ingleses se van a ahorrar cantidades cercanas a los 45,000 millones de euros que pagaron como membresía de la Unión Europea durante 47 años. Cuando se anunció el Brexit, la libra esterlina se devaluó cerca de un 15%. Las inversiones extranjeras no han dejado de fluir, sin embargo, los ingleses sí han llegado a ver menor surtido de productos en los anaqueles de los supermercados, como Tesco, por las complicadas nuevas reglas de origen que deben cumplir los exportadores extranjeros para introducir sus productos al país bretón. Pero son pocas las empresas que han amenazado con irse del Reino Unido. En definitiva, la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea tendrá costos económicos altos (se calculan de alrededor de 2% del PIB), pero no será una catástrofe.

La situación en México sería muy distinta. La inversión extranjera en México está muy atada al T-MEC. Se calcula que la pérdida de ésta implicaría al menos 3 puntos de nuestro producto interno en un cálculo muy moderado; los índices de inversión sobre el PIB alcanzarían cantidades tan bajas como las de 1995 (15%). Sólo la industria automotriz genera un millón de empleos directos y entre 5 y 7 millones indirectos, según cálculos conservadores.

Las exportaciones a Estados Unidos aumentarían su precio al menos un 7% (arancel promedio de los productos norteamericanos); los vehículos ligeros tienen un arancel del 25%, lo que quitaría competitividad al 80% de nuestras exportaciones, cerca de un 35% de nuestro producto interno. Además, podría generarse un efecto en cascada sobre los 14 tratados y 40 acuerdos de protección a inversiones que México ha firmado con más de 50 países. En los 4 años del gobierno de López Obrador han huido 30 mil millones de dólares en inversión extranjera en cartera, y podrían hacerlo los otros 70,000 millones que todavía se encuentran invertidos en nuestro sistema financiero.

Si la devaluación en Gran Bretaña fue del orden del 15%, el “superpeso” alcanzaría cifras de al menos 25 pesos, siendo conservadores. Las tasas de interés, que se encuentran en 7.50%, y que se calcula llegarán a rangos del 9.5% hacia el final del año, se dispararían para evitar las fugas de capitales. Por lo que hace a la disciplina financiera tantas veces presumida por López Obrador, ésta ha tenido un déficit fiscal, según los Precriterios de Política Económica, de 3.7%, que podrá elevarse al 6% hacia 2024. Un déficit del 6% es el límite que aguanta nuestra economía para no caer en default, como en 1981 y 1995.

¿Se da cuenta el presidente López Obrador que de concretarse nuestros peores temores se dañará el futuro de los mexicanos, el desarrollo de nuestra economía y la confianza en nuestro país de forma irremediable? ¿Es consciente que ni Cicerón podría convencer al panel arbitral de que el capítulo 8 del T-MEC no nos exime de cumplir el resto del tratado en materia de energía, dando el mismo trato a las empresas americanas y canadienses que a Pemex y a CFE? Aunque para salirse del Tratado necesita una mayoría calificada en el Senado que no tiene, la sola tentación debería quitarnos el sueño a todos los mexicanos.

https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Del-Brexit-al-Mexit-20220812-0032.html

Comparte en redes sociales: