La presidenta de la Cámara Nacional de la Industria de Conservas Alimenticias (Canainca) alerta de los cambios regulatorios que enfrenta la industria, la falta de agua y el impulso a la agricultura regenerativa.
Laura Bonilla se convirtió en la primera mujer al frente de la Cámara Nacional de la Industria de Conservas Alimenticias (Canainca) en mayo pasado. Desde 1982 navega en las aguas del sistema empresarial mexicano en donde ha abierto brecha para la participación femenina.
Bonilla plática con Goula sobre los retos de la industria que representa, qué se viene en materia de etiquetado en alimentos y bebidas, la falta de agua y el impulso a la agricultura regenerativa. También sobre su misión de inspirar a más mujeres.
Su sonrisa es la misma cuando habla de las trabas que enfrentan las trabajadoras mexicanas, que cuando reconoce lo mucho que ha aprendido de algunos hombres líderes de la industria.
En Unilever se desempeñó en distintas posiciones de liderazgo hasta formar parte del Grupo de Alta Dirección de la empresa en México. Fue presidenta de la Cámara Nacional de Aceites, Jabones, Grasas y Detergentes (Canajad) y de la Cámara de la Industria del Cuidado Personal y del Hogar (Canipec). También, durante cinco años fue coordinadora dentro del Codex Alimentarius en México. Éste es un organismo internacional asociado a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que compila y estudia las normas de cada país en materia alimentaria
Durante toda su trayectoria profesional, Laura Bonilla ha sido reconocida como una impulsora de la participación de las mujeres en la industria (lo que la llevó a ser parte del libro “Those Who Inspire” que concentra a diferentes personalidades de México).
Tu industria vive momentos de cambios normativos importantes (NOM de etiquetado, de jugos, de yogures, quesos…). ¿Tu experiencia como pionera y coordinadora del Codex Alimentarius en México te acerca más a comprender la necesidad de estos cambios? ¿Cuál es tu posición ante estos retos normativos que enfrenta la industria?
Estamos a favor de la regulación y de las normas. Lo que siempre hemos pedido es que nos tomen en cuenta porque queremos lo mismo: entregar los mejores productos en las mejores condiciones para que los consumidores bien informados sean los que decidan. Cuando estuve coordinando el Codex Alimentarius, en su capítulo de etiquetado de alimentos, estábamos sentados las empresas, la industria, la academia, el gobierno, las ONG’s. Hoy se ha perdido eso. Hoy no tenemos ese diálogo con las autoridades que están regulando. Desafortunadamente, muchas de las decisiones que toman no están basadas en ciencia, sino en meros prejuicios. Lo que nosotros buscamos es acercarnos para que juntos podamos tener la mejor regulación. Queremos que tanto los que hacemos los productos como los que regulan tengamos el mismo nivel de información. Pasó con la NOM-051, no pudimos participar. Estuvimos sentados en la mesa, pero no fuimos tomados en cuenta. Hoy muchas de las cosas que nos están proponiendo no están alineadas al Codex Alimentarius. La Canainca siempre está abierta a que podamos revisar y trabajar juntos las regulaciones que se requieran.
Están por llegar las fases 2 y 3 de la NOM-051 de etiquetado. ¿De qué tamaño será este nuevo impacto para tu industria?
El impacto económico es muy fuerte porque las fechas que nos han dado para el cumplimiento son rapidísimas. Durante la pandemia, los productos no se desplazaron como se había planeado. Entonces tuvimos que tirar productos porque no cumplían con la nueva etiqueta, por nimiedades. También tuvimos que desechar etiquetas. Fue un costo muy importante para la industria. El reto con las nuevas fases del NOM-051 es muy grande porque los parámetros de medición que vienen para el etiquetado son mucho más exigentes que cualquier otro etiquetado en el mundo. Aunque no creemos que estos cambios sean la solución para los problemas de obesidad que existen en el país, es lo que hay y estamos listos para la entrada en vigor de estas nuevas etapas. Pero tendremos pérdidas económicas, sin duda. Yo esperaría que las autoridades pudieran evaluar en su momento el tener prórroga para desplazar los productos que en su momento no cumplan con el etiquetado y así evitar más pérdidas.
Según datos de Canainca, la industria mexicana ha reducido entre el 35 % y 55% del contenido calórico de 3 mil productos de alimentos procesados en los últimos 10 años. ¿En algún momento la industria alimentaria cometió el error de hacer a un lado la calidad nutrimental de sus productos procesados?
Nunca se ha comprometido la calidad de los alimentos. Hemos tenido desde hace muchos años muchas opciones: productos bajos en grasa, bajos en azúcar, hay muchos productos que ya no tienen grasas trans… pero no porque se haya cometido un error. El portafolio se amplió para que el consumidor pueda elegir el producto que prefiera.
¿Cuál es el panorama que tiene enfrente hoy la industria de alimentos procesados debido al alza en los precios de los insumos, de los energéticos y demás factores de su cadena productiva?
El principal reto será mantener el crecimiento y acomodarnos al nuevo esquema de ventas. A pesar de que hay cierta recuperación económica después de la pandemia, el mundo está enfrentando importantes distorsiones en la producción por el desabasto de diversos insumos, además del continuo encarecimiento en materias primas, las afectaciones en el tránsito de mercancías, los choques en el comercio exterior, la prolongación de del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Es sumamente importante mantener activo el flujo mundial de productos, sin restricciones en las exportaciones. En México, estamos en camino a la normalización del consumo. En este contexto, calculamos que la tasa anual de crecimiento de nuestra industria llegue a 4% este año. Por ahora, puedo decir que no es un mal número considerando todos los factores.
El 90% de las materias primas que utiliza tu industria provienen del mercado nacional (sobre todo, frutas y verduras). ¿Qué retos enfrentan las distintas cosechas?
La sustentabilidad es uno de los retos más importantes. Estamos conscientes que este es el único planeta que tenemos, no hay un planeta B. Si nosotros hoy no cuidamos el campo, no va a haber negocio. En Canainca tenemos compañías que tienen fuertes compromisos en materia de sustentabilidad. Estamos llevando a los pequeños agricultores prácticas de agricultura regenerativa. No estamos hablando sólo de agricultura sustentable sino de cómo vamos a regenerar la tierra porque gran parte de nuestras materias primas vienen del campo. Si no tenemos cuidado con el planeta, no habrá alimento que alcance para alimentar a toda la población.
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El consumo de agua de la industria alimentaria ha sido tema central en las últimas semanas. En el caso específico de jugos, néctares y bebidas de fruta, que son de los socios Canainca más representativos, ¿qué están haciendo para reducir su huella hídrica?
Sólo el 10% del uso del agua, aproximadamente, es para la industria. El problema no está en las empresas. No obstante, las empresas hemos tomado muchas medidas al respecto. Muchas tienen programas para el uso eficiente del agua y han logrado resultados importantes en reducción de su uso. A pesar de toda esta incertidumbre que existe en el planeta por el cambio climático, el tema de los desafíos en la agricultura y demás, las empresas de Canainca estamos trabajando para contribuir al planeta. Somos muy optimistas y estamos trabajando para transitar por todas las crisis que se pudieran presentar.
Tuvieron que pasar casi 40 años para que una mujer ocupara la presidencia de Canainca…
Para mí es un honor y un privilegio que me hayan dado la oportunidad de ser la primera presidenta de la Canainca, después de 36 años. Y celebro que cada vez más mujeres ocupamos esta posición de liderazgo sobre todo en áreas que históricamente han sido encabezadas por hombres. Desde hace más de 15 años he participado en Canainca, como miembro activo, y he colaborado con grandes profesionales, de quienes he aprendido mucho. Hoy estamos en un balance muy interesante donde las mujeres y los hombres nos complementamos y tenemos las mismas oportunidades.
¿Cuál consideras que es la principal traba para que las mujeres alcancen posiciones de liderazgo en la industria alimentaria?
Hay muchas aristas. Una de las cosas más importantes es que tengamos las herramientas que nos permitan desarrollarnos desde diferentes ámbitos, es decir, las mujeres jugamos diferentes roles: somos mamás, esposas, trabajadoras, hermanas, hijas… podemos conjugar todos ellos cuando tenemos las herramientas. Y una de las principales es que tengamos oportunidad de acceder a horarios flexibles, sobre todo para las mujeres que tienen bebé. Hay una estadística que muestra que el 50% de las mujeres dejan de trabajar cuando tienen a su primer bebé porque no existen las condiciones para que puedan jugar los dos roles. Cuando puedes tener un trabajo con horario flexible e incluso con áreas de lactancia, eso es algo que nos abre camino. Ya hay empresas que no te dan los tres meses de maternidad que por ley corresponden, ya dan hasta seis meses. Esa herramienta ha sido muy importante en los lugares en los que he colaborado.
También han pasado cuatro décadas desde tu inicio en el mundo empresarial. ¿Qué aspectos han mejorado y que han sido fundamentales para el desarrollo de las mujeres en la alta dirección del sector empresarial mexicano?
Estaba esto de que nosotras mismas nos limitábamos: teníamos ese famoso techo de cristal que no podíamos traspasar. Era una cuestión de autoestima, de creer que no podíamos. Ya no hay límites. Hoy vemos mujeres mexicanas en todos los ámbitos porque ya se han roto algunos mitos de que las mujeres no podían alcanzar ciertas posiciones. Tenemos un gran avance, pero falta más. Creo que las mujeres que ocupamos posiciones de liderazgo tenemos el gran compromiso y la responsabilidad de inspirar a otras mujeres. Lo que quiero lograr es ser una fuente de inspiración que guíe a las mujeres a conectar con su poder. Espero que cuando culmine mi carrera profesional haya cumplido el propósito de impactar al menos en la vida de una mujer.